בימים ובנחלים מכל שרץ המים ומכל נפש החי’ אשר במים (י”א י’)
En los mares y ríos, de todas las criaturas rastreras y todo ser que vive en el agua
Ya que la Torá hace una declaración general que todos los seres vivientes del agua están prohibidos, ¿por qué era necesario mencionar de forma específica los mares y los ríos?

El רמב’’ן da una explicación de por qué solo los peces que tienen escamas y aletas están permitidos. Él dice que los peces que tienen aletas y escamas normalmente se quedan cerca de la superficie del agua y se encuentran cercanos al calor y al aire del mundo fuera del agua, mientras que los demás peces viven más cercanos a las frías y turbias profundidades. Esto afecta la naturaleza de aquellos que viven en esas condiciones tan insalubres y esto a su vez afecta a quien se los come, llevándolos a ser seres más rudos y no refinados, los cuales no son sensibles a los aspectos espirituales y elevados de la vida.

Con esto podemos entender por qué la Torá menciona individualmente los diferentes tipos de cuerpos de agua. Las condiciones de cada uno son diferentes y cada uno tiene su propio tipo de influencia negativa en la vida silvestre que crece en él. La Torá quiere mantenernos lejos de los efectos indeseables de cada uno de estos, y aunque sean diferente entre ellos, la Torá quiere que cada yehudi esté protegido de cualquier cosa que lo puede desensibilizar de la espiritualidad.

תורת ה’ תמימה משיבת נפש – la Torá de Hashem es la exquisita perfección, diseñada para llevar la neshamá de un yehudí a alcanzar su máximo potencial. Incluso cosas que tienen una leve y sutil influencia negativa en la capacidad espiritual de la persona, la Torá las mantiene lejos de nuestra vida.

Al mismo tiempo, la Torá asegura que sí recibamos cosas que nos eleven. חז’’ל nos enseñan que las mitzvot nos fueron dadas para purificarnos. Y así como cada tipo de influencia negativa tiene su única forma de dañar, y la Torá no nos deja que seamos afectados por ninguno de estos, de la misma forma cada tipo de influencias positivas nos enriquecen espiritualmente en su propia y única forma, y la Torá se asegura que no nos falte ninguna entidad que nos eleve espiritualmente.

Si tenemos esto en mente, seguramente le agradeceremos a Hashem de lo más profundo de nuestro corazón por darnos el más grande de los regalos: la Torá Hakedosha.