Vort of the Parshe

parshat Jayé Sara

ויהיו חיי שרה מאה שנה ועשרים שנה ושבע שנים Y vivió Sara cien años, veinte años y siete años

Parece ser innecesaria la mención de la palabra shana tres veces. ¿Por qué no podía la Torá solamente decir ciento veintisiete años? La Torá está aparentemente enseñándonos algo fundamental acerca de la vida de Sara Imenu. Su vida estuvo dividida en diferentes épocas que fueron tan diferentes unas de las otras que es imposible conectarlas juntas en un grupo. Ella salió adelante en esas épocas, de tal manera, con tan fuertes pasos que hizo, que esa época en su vida fuera completamente diferente a las anteriores.

Se cuenta sobre Rab Aaron Kotler que cuando uno se encontraba con él después de no haberlo visto por un tiempo, parecía una persona completamente diferente. Esto es lo que la Torá nos está transmitiendo acerca de Sara Imenu. Sus años de vida fueron tan diferentes al pasar el tiempo que era como si ella no fuese la misma persona y todas las partes de su vida se necesitasen contar de forma separada.

Esto es un gran logro, especialmente con respecto a los últimos siete años de su vida. Ella había alcanzado la gran edad de ciento veinte. En estos años, es casi imposible que no hubiese algún deterioro o debilidad de las capacidades del cuerpo físico. Esto normalmente hubiese afectado negativamente las capacidades espirituales de la persona, y reducido o incluso eliminado su habilidad de elevarse espiritualmente, pero en el caso de Sará, era lo contrario. El Kli Yakar dice que precisamente es a causa de la debilitación de la כחות físicas que Sara alcanzó nuevos niveles espirituales. Siendo que su conexión con lo material perdía intensidad, su sensibilidad con los aspectos espirituales se volvían más fuertes.

Sara Imenu nos está enseñando una lección importante. Si la vida de una persona está centrada principalmente alrededor de su cuerpo, su vitalidad gradualmente se desvanece con la edad. Sin embargo, si su vida está centrada alrededor de su neshama, su vitalidad gana más y más fuerza al pasar los años.

Debemos todos nosotros inspeccionarlos para ver cuál es el foco central de nuestra vida. Asegurémonos que sean los aspectos espirituales los que se encuentran en el centro de nuestra visión, y podremos esperar alegremente que con el paso de los años nuestra vida sea cada vez mejor.

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